Todos, salvo buseros y taxistas, están conformes con su trabajo...
Los buseros las llaman ordinarias, los conductores particulares aprecian el orden que han llevado a las calles, y los peatones aplauden el tesón con que las integrantes de la unidad femenina de tránsito, del mando regional de la policía, imponen la ley y, por consiguiente, tratan de reducir el caos histórico que ha reinado en el centro de la Sultana de Oriente.
Herbert Segovia transita constantemente en el centro de la ciudad y recuerda que unas tres semanas antes caminar por las arterias del área comercial "siempre había sido un caos, tanto para uno de a pie como para los conductores, porque los microbuses siempre se parqueaban donde les daba la gana y abusaban del pito de las unidades, como que estaban perdidos en una selva".
Segovia dijo que estaba harto del desorden y, sobre todo, de que nadie le pusiera un alto. Ahora dice que las féminas que visten de azul tienen bien puestos los pantalones como para ordenar a los buseros, microbuseros y taxistas, que son, a su criterio, los que generan el desorden.
"Ha sido un plan atinado que hayan traído a las señoritas policías, para que la gente comience a respetar las paradas y los microbuseros no originen congestionamientos; ahora el centro está despejado y se puede circular con facilidad", explica Segovia.
El visto bueno: El jefe de la unidad de Tránsito Terrestre de la policía, en San Miguel, Acedrat Díaz, explicó que "las señoritas fueron enviadas a que trabajen en las zonas más conflictivas de tránsito, porque son rígidas al momento de hacer valer la ley de tránsito, esto nos ha funcionado porque desde que nos están colaborando, los problemas de congestionamientos se han disminuido en gran medida".
La migueleña María Pérez aun se sorprende cuando ve el orden en la 2a Calle Poniente, que antes era una de las vías más saturadas de la ciudad y ahora tiene un tráfico fluido. "Cuando vi que el centro estaba descongestionado pensé me había equivocado de mercado, porque aquí siempre hay congestionamiento, al punto que ni siquiera lo dejan pasar a pie".
La conductora Azucena Meléndez opina que desde hace algunas semanas ya no es una odisea circular por las calles céntricas. "Se nota el cambio, desde que las mujeres policías llegaron, pusieron orden a la ciudad; ellos son mujeres que imponen respeto y, en más de una ocasión, he visto cuando ponen multas a los que infringen la ley", agregó Meléndez.
Pero a los motoristas del transporte colectivo no les cae en gracia el trabajo de las féminas. "Son unas ordinarias, uno no puede estar por unos minutos esperando a que la gente suba, porque lo van quitando rápido. Y cuidadito con hacer algo indebido, porque eso significa una multa; con estas mujeres hay que andar ojo al Cristo, porque solo multa dicen", se quejó el chofer de un microbús del transporte colectivo que no quiso dar el nombre.
Los buseros las llaman ordinarias, los conductores particulares aprecian el orden que han llevado a las calles, y los peatones aplauden el tesón con que las integrantes de la unidad femenina de tránsito, del mando regional de la policía, imponen la ley y, por consiguiente, tratan de reducir el caos histórico que ha reinado en el centro de la Sultana de Oriente.
Herbert Segovia transita constantemente en el centro de la ciudad y recuerda que unas tres semanas antes caminar por las arterias del área comercial "siempre había sido un caos, tanto para uno de a pie como para los conductores, porque los microbuses siempre se parqueaban donde les daba la gana y abusaban del pito de las unidades, como que estaban perdidos en una selva".
Segovia dijo que estaba harto del desorden y, sobre todo, de que nadie le pusiera un alto. Ahora dice que las féminas que visten de azul tienen bien puestos los pantalones como para ordenar a los buseros, microbuseros y taxistas, que son, a su criterio, los que generan el desorden.
"Ha sido un plan atinado que hayan traído a las señoritas policías, para que la gente comience a respetar las paradas y los microbuseros no originen congestionamientos; ahora el centro está despejado y se puede circular con facilidad", explica Segovia.
El visto bueno: El jefe de la unidad de Tránsito Terrestre de la policía, en San Miguel, Acedrat Díaz, explicó que "las señoritas fueron enviadas a que trabajen en las zonas más conflictivas de tránsito, porque son rígidas al momento de hacer valer la ley de tránsito, esto nos ha funcionado porque desde que nos están colaborando, los problemas de congestionamientos se han disminuido en gran medida".
La migueleña María Pérez aun se sorprende cuando ve el orden en la 2a Calle Poniente, que antes era una de las vías más saturadas de la ciudad y ahora tiene un tráfico fluido. "Cuando vi que el centro estaba descongestionado pensé me había equivocado de mercado, porque aquí siempre hay congestionamiento, al punto que ni siquiera lo dejan pasar a pie".
La conductora Azucena Meléndez opina que desde hace algunas semanas ya no es una odisea circular por las calles céntricas. "Se nota el cambio, desde que las mujeres policías llegaron, pusieron orden a la ciudad; ellos son mujeres que imponen respeto y, en más de una ocasión, he visto cuando ponen multas a los que infringen la ley", agregó Meléndez.
Pero a los motoristas del transporte colectivo no les cae en gracia el trabajo de las féminas. "Son unas ordinarias, uno no puede estar por unos minutos esperando a que la gente suba, porque lo van quitando rápido. Y cuidadito con hacer algo indebido, porque eso significa una multa; con estas mujeres hay que andar ojo al Cristo, porque solo multa dicen", se quejó el chofer de un microbús del transporte colectivo que no quiso dar el nombre.
Noticia tomada de El Diario de Hoy
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